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                  Conversaciones Esotéricas
 
                   CAPÍTULO VI: EL MISTERIO DE LOS SIETE RAYOS
 
 Tal como anuncié en una de nuestras conversaciones anteriores, 
                  vamos a iniciar hoy el estudio del interesante y profundo tema 
                  de “LOS SIETE RAYOS”, intentando descubrir conjuntamente su 
                  procedencia, su significado y su augusta finalidad en relación 
                  con el proceso de evolución de nuestro Universo. Aceptada como 
                  lógica la idea de una Jerarquía espiritual planetaria que 
                  dirige la evolución de la humanidad, la representación del 
                  Quinto Reino de la Naturaleza, el de las Almas liberadas, 
                  tomaba cuerpo y consistencia objetiva en nuestra mente y nos 
                  invitaba a penetrar en el estudio de los misterios 
                  espirituales que constituyen aquel Centro infinito de 
                  redención del género humano. No vamos a repetir aquí cuanto 
                  dijimos en una anterior conversación acerca de la 
                  instauración, funciones y finalidad del Quinto Reino, o de la 
                  Gran Fraternidad Blanca, tal como esotéricamente se lo 
                  denomina, aunque sí nos será de utilidad insistir sobre el 
                  hecho de que el Centro total de la evolución en nuestro 
                  planeta es aquel SER, conocido ocultamente bajo el nombre 
                  místico de SANAT KUMARA, quien rige los destinos del mundo y 
                  de todo cuanto en el mismo “vive, se mueve y tiene el ser”, 
                  secundado estrechamente por otras seis grandes Entidades 
                  espirituales de elevadísima trascendencia a quienes la 
                  tradición esotérica denomina Budas esotéricos o Budas 
                  exotéricos, según sea el carácter interno o externo de su 
                  TRABAJO en relación con la evolución planetaria. La idea de 
                  este grupo central constituido por SANAT KUMARA, el Señor del 
                  Mundo y los seis Budas antes descriptos nos introducirá en el 
                  estudio de los SIETE RAYOS que iniciamos hoy, ya que cada uno 
                  de ellos excelsos Seres encarna alguna de las Siete Cualidades 
                  distintivas del Logos de nuestro Sistema Solar, cuyas 
                  corrientes de energía constituyen precisamente los SIETE 
                  RAYOS, que constituyen en su totalidad la Vida de nuestro 
                  Universo.
 
 Hecha esta pequeña introducción vamos a intentar aclarar ahora 
                  el sentido de los Rayos cósmicos que condicionan la vida 
                  solar. Para ello será necesario que nos remontemos a las 
                  causas motivadoras de nuestro Universo, ya que sin una 
                  concepción más o menos objetiva o intelectual de las raíces 
                  cósmicas del mismo, nos resultaría poco menos que imposible 
                  comprender el origen de los Siete Rayos, tal como se 
                  manifiestan en nuestro Sistema Solar y muy concretamente en 
                  nuestro planeta.
 
 
 A. GENEALOGÍA DEL UNIVERSO
 
 Leyendo en los anales esotéricos y místicos del pasado 
                  reflejados en las páginas de los antiquísimos Libros de 
                  Jerarquía, hallamos esta curiosa y al propio tiempo 
                  aleccionadora idea acerca del principio de nuestro Universo: 
                  ‘‘…Los Siete grandes RISHIS de la OSA MAYOR tomaron como 
                  esposas a las Siete gráciles Vírgenes de las PLÉYADES”. Tal es 
                  aparentemente, y según se refleja en nuestro entendimiento, el 
                  origen místico de la frase “maridaje celeste”, a partir del 
                  cual se inició el proceso cósmico que dio vida a nuestro 
                  Universo. Más adelante puede leerse: “SIRIO, la rutilante 
                  estrella que inundaba con su Luz las grandes soledades 
                  cósmicas, sancionó desde su elevada y misteriosa Atalaya 
                  aquella indescriptible e inmaculada unión y envió para 
                  santificarla a uno de SUS HIJOS MUY AMADOS, quien era allí 
                  MAESTRO DE MAESTROS Y DIGNÍSIMO EN AMOR Y SACRIFICIO”. No 
                  podría ser descrito más gráfica ni poéticamente el Misterio de 
                  la Encarnación, realizado en los altos niveles cósmicos por 
                  medio de este SER, de “quien nada puede decirse”, que es el 
                  Señor de nuestro Universo y que aparentemente procede de la 
                  gran estrella SIRIO de la Constelación del CAN.
 
 Analizando este grupo de ideas desde el ángulo esotérico de la 
                  analogía, podríamos llegar a las siguientes conclusiones:
 
                  
                  a. La Constelación septenaria de la OSA MAYOR es de orden 
                  positivo y de carácter masculino.
 b. La Constelación de LAS PLEYADES, asimismo septenaria, es de 
                  orden negativo (en relación con la OSA MAYOR) y de carácter 
                  femenino.
 
 c. La Conjunción magnética de ambas Constelaciones o “Maridaje 
                  Celeste”, aprovechando óptimos planos de incidencia cósmica, 
                  determinó una respuesta desde SIRIO. Es la concepción física 
                  de nuestro Sistema Solar y la encarnación del Logos de nuestro 
                  Universo.
 
De este triple Misterio al cual hacen referencia sutil y 
                  mística la mayor parte de los llamados “Libros Sagrados de la 
                  Humanidad”, se deriva la concepción, estructura física y 
                  expresión psicológica de este Universo de cuyo contenido 
                  espiritual formamos parte. Se trata, como verán ustedes, de 
                  darle una explicación lo más racional que nos sea posible a 
                  todo cuanto en relación con nuestro Universo fue encubierto 
                  por los secretos velos de un elevado Misterio espiritual. No 
                  olviden ustedes que estamos viviendo hoy día bajo la tremenda 
                  presión de los grandes avances científicos y tecnológicos y 
                  que las verdades esotéricas deben ser analizadas muy concreta 
                  y analíticamente por los investigadores de las verdades 
                  ocultas de la Naturaleza. Así pues en nuestra conversación de 
                  hoy trataremos de darle consistencia científica a las ideas 
                  esotéricas que nos fueron transmitidas a través de las 
                  alegorías poéticas y místicas de los Libros Sagrados que 
                  salvaguardan la gran tradición hermética de la Sabiduría. 
 No podríamos darle en verdad una explicación intelectual o 
                  racional, es decir, comprensible, a la expresión septenaria de 
                  la Naturaleza sin remontarnos previamente a las elevadas 
                  Fuentes místicas que encubren las altas verdades espirituales 
                  y fueron causa y motivo de la SÉPTUPLE CONSTITUCIÓN y 
                  expresión Universal. Les ruego, por tanto, mediten atentamente 
                  cuanto hemos dicho hasta aquí con respecto a los orígenes de 
                  nuestro Universo. Apliquen la analogía y sin tratar de forzar 
                  la mente, ya que una mente sujeta al esfuerzo difícilmente 
                  puede comprender el alcance de cualquier posible verdad, sigan 
                  atentamente el proceso. Aparecerá así indudablemente ante su 
                  vista un extenso cuadro de valores psicológicos realmente 
                  insospechables que hará posible que a partir de aquella 
                  primera “Gran Concepción Universal Septenaria” realizada en 
                  niveles cósmicos, podamos empezar a hablar psicológicamente de 
                  los SIETE RAYOS y a ver algo más claro cuanto a través de la 
                  tradición esotérica y mística nos comunicaron los libros de 
                  teosofía y de elevada concepción filosófica.
 
 La estructura espiritual y física de nuestro Universo se 
                  fundamenta en las dos grandes corrientes de vida septenaria 
                  que fluyen por medio de las Constelaciones de la OSA MAYOR y 
                  de las PLÉYADES. La organización de tales corrientes de vida y 
                  energía y su distribución en orden a densidades -si podemos 
                  utilizar esta expresión- determina la creación de los Siete 
                  Planos del Sistema Solar, de los cuales emanan las energías 
                  que determinan los Siete Esquemas terrestres, las Siete 
                  Cadenas planetarias, las Siete Rondas de cada Cadena, los 
                  Siete planetas de cada Ronda, los Siete Reinos de la 
                  Naturaleza, las Siete Razas humanas, cada cual con sus siete 
                  correspondientes subrazas, las Siete modificaciones del Eter, 
                  las Siete cualidades de la Luz, o siete colores del espectro 
                  solar, las Siete Notas fundamentales del Sonido y, en lo que a 
                  la humanidad respecta, los Siete tipos psicológicos, los Siete 
                  grandes centros etéricos de distribución de la energía, 
                  denominados técnicamente CHACRAS, cada cual con su 
                  correspondiente glándula endocrina, etc., etc. Como ustedes 
                  verán, y tal como la analogía nos lo demuestra, el Macrocosmos 
                  y el microcosmos se complementan en este denominador, común 
                  que en los estudios esotéricos es denominado LOS SIETE RAYOS. 
                  A partir de momento sólo deberemos ir concretando detalles 
                  dentro de la impresionante majestad del conjunto que iremos 
                  estudiando y tratar de darle validez científica al hecho 
                  psicológico del hombre como un Septenario que refleja en su 
                  vida todo cuanto ocurre en los vastos océanos de lo Cósmico, 
                  ya que, según dicen todas las grandes religiones del mundo “el 
                  hombre es hecho a imagen y semejanza de la Divinidad”.
 
 B. LOS PLANOS DEL SISTEMA SOLAR
 
[NB: ver 
diagrama
AAB-DK relacionado] 
              4º
            Plexo Solar : Páncreas
                
                  
                  De acuerdo con los estudios esotéricos, tales son los Planos o 
                  niveles donde se proyectan y desde donde se distribuyen las 
                  energías de los SIETE RAYOS:
 Rayo 1º  PLANO ÁDICO (el de la propia Divinidad)
 Rayo 2º  PLANO MONÁDICO (o Espiritual)
 Rayo 3º  PLANO ÁTMICO
 Rayo 4º  PLANO BÚDICO  (Tríada Espiritual)
 ...........................Abstracto
 Rayo 5º  PLANO MENTAL (El Ángel Solar)
 ...........................Concreto
 Rayo 6º  PLANO EMOCIONAL
 ............................Etérico
 Rayo 7º  PLANO FÍSICO  (La Personalidad Humana)
 ...........................Denso
 
 Siempre de acuerdo a cuanto hemos aprendido en los libros 
                  ocultistas, habrá que señalar algo que ustedes quizás ya 
                  saben, o sea, que los Planos Atmico, Búdico y Mental 
                  constituyen los niveles expresivos de la llamada TRÍADA 
                  ESPIRITUAL, o expresión monádica -tal como se expresa por 
                  medio del Ángel solar en el tercer subplano del Plano mental. 
                  Hay que remarcar también que el aspecto concreto de la MÓNADA, 
                  o Manas inferior, constituye el intelecto humano el cual, 
                  unido a los componentes kármicos invocados desde los niveles 
                  emocionales y físicos, constituyen la entidad psicológica que 
                  técnicamente definimos como “Personalidad Humana”.
 
 Nada vamos a hablar hoy sobre las expresiones particulares de 
                  un Esquema Terrestre. Bastará indicar que cada Logos 
                  Planetario es responsable de su propio Esquema de evolución 
                  ante el Logos Solar, de quien dimana toda forma de vida y toda 
                  corriente de energía. Sólo indicaremos, como materia 
                  simplemente informativa, que un Esquema terrestre consta de 
                  Siete Cadenas de Mundos, que cada una de estas cadenas tiene 
                  Siete Rondas, o procesos de encarnación, que cada Ronda abarca 
                  la evolución de Siete planetas, solidarios entre sí y 
                  kármicamente unidos -si podemos decirlo así- durante el 
                  proceso de manifestación de una Ronda planetaria, la cual, 
                  según se nos dice ocultamente, es la proyección evolutiva del 
                  aspecto personal del Logos de un Esquema terrestre. Ahora 
                  bien, es interesante saber en orden a nuestro estudio que cada 
                  planeta en evolución dentro del ciclo correspondiente a su 
                  Cuarta Ronda (o encarnación física de Logos planetario), 
                  desarrolla y pone en actividad Siete grandes Razas Raíces y 
                  que cada una de estas Siete grandes Razas se subdivide en 
                  otras tantas subrazas, cada una de las cuales con sus 
                  peculiares y correspondientes cualidades y características.
 
 Sabemos también, inducidos por el principio hermético de 
                  analogía, que en la Naturaleza planetaria evolucionan Siete 
                  Reinos de los cuales sólo conocemos los cuatro primeros, es 
                  decir, el mineral, el vegetal, el animal y el humano, aunque 
                  empezamos a entrever la grandeza del Quinto Reino, el 
                  Espiritual, quedando ante nuestra perspectiva como una 
                  tremenda incógnita para el futuro, la evolución de otros dos 
                  Reinos para los cuales nuestra mente carece absolutamente de 
                  cualidades para poder identificarlas. Hay que distinguir 
                  también en cada Plano, siempre en orden a densidad de 
                  vibraciones, a los siete elementos naturales constituyentes 
                  del mismo con raíz en el Éter, la substancia universal de 
                  Creación, de los cuales solamente conocemos Cinco, los más 
                  próximos a nuestro presente estado de evolución por estar 
                  enlazados con la Naturaleza del plano físico, o sea, la 
                  tierra, el agua, el fuego, el Aire y el primer Éter, 
                  reconocido oficialmente por la Ciencia actual, aunque se 
                  carece todavía de los necesarios aparatos técnicos para poder 
                  detectarle objetivamente. Quedan todavía otros dos éteres más 
                  sutiles que entran en la composición del cuerpo etérico de los 
                  seres humanos y completan la maravillosa organización física 
                  del Universo. La complejidad grandiosa de la estructura 
                  universal determina así que SIETE elementos químicos de base, 
                  siguiendo un orden creciente de sutilidad y sensibilidad, 
                  constituyan la base orgánica de los cuerpos en todos aquellos 
                  niveles en donde la FORMA de que se reviste el aliento 
                  espiritual de la Divinidad precise todavía de una cierta 
                  densidad objetiva, tal como ocurre en los bajos niveles 
                  emocionales y en el nivel mental concreto, pero a partir de 
                  ahí el Aliento espiritual divino utiliza una especie 
                  particular de Éter en cuya composición entran unos elementos 
                  realmente imponderables desde el ángulo de vista de la 
                  percepción humana. Sólo cuando el alma se libera de la 
                  substancia grosera de sus cuerpos de densidad mayor y entra en 
                  la mágica corriente de la Iniciación, empieza a ser consciente 
                  de tales niveles de sutilidad. No podemos, por tanto, entrar 
                  en su consideración en nuestras conversaciones, aun cuando y 
                  de acuerdo con el principio de analogía demos por “supuesta” 
                  la existencia de estos elementos imponderables que constituyen 
                  los agentes cohesivos de nuestro Sistema Solar.
 
 LOS PLANETAS SAGRADOS
 
 De acuerdo con la sabiduría esotérica son denominados 
                  “Planetas sagrados” aquellos cuyo Logos Regente posee la 
                  “Quinta Iniciación Solar”, siendo por tanto un ADEPTO cósmico. 
                  Tales son los planetas sagrados de nuestro Universo y el tipo 
                  de Rayo que los cualifica:
 
 RAYO : PLANETA
 1º Vulcano
 2º Júpiter
 3º Saturno
 4º Mercurio
 5º Venus
 6º Neptuno
 7º Urano
 
 Hay que tener en cuenta que RAYO indica indistintamente 
                  CUALIDAD y ENERGIA y que, de acuerdo con la sabiduría 
                  esotérica, tales son las cualidades expresivas de cada RAYO:
 
 RAYO : CUALIDAD
 1º Voluntad Dinámica
 2º Amor Atrayente
 3º Inteligencia Creadora
 4º Armonía y Belleza
 5º Ciencia Concreta
 6º Devoción e Idealismo
 7º Orden, Magia Ceremonial y Cumplimiento
 
 Extremando los detalles podríamos establecer por analogía un 
                  nuevo cuadro de relaciones entre Rayos, centros etéricos y 
                  glándulas endocrinas, tal como se manifiestan en el ser 
                  humano:
 
 RAYO : CENTRO : GLÁNDULA
 1º Coronario : Pineal
 5º Entrecejo : Pituitaria
 3º Laríngeo : Tiroides
 2º Cardíaco : Timo
 
 6º
            Sacro : Gónadas
 7º
            Base Columna Vertebral : Adrenales
 
[NB: discrepancia con 
AAB-DK Quien asigna los rayos 6, 7 y 4, respectivamente]
 
              
                
                  
                  Si efectúan ustedes una nueva tabulación de acuerdo con los 
                  datos suministrados en esta conversación de hoy, tendrán una 
                  idea más elaborada de las relaciones armónicas que pueden ser 
                  establecidas a partir del Centro de nuestro Sistema Solar y a 
                  través de los planetas sagrados, hasta converger en el ser 
                  humano. Estas correspondencias analógicas fáciles de 
                  establecer, como podrán comprobar, les ayudarán a tener una 
                  idea más completa de nuestra constitución humano-divina, 
                  iluminando creadoramente aquellas zonas habitualmente obscuras 
                  o confusas que van de nuestro corazón al Corazón universal. 
                  Tal es nuestro intento en este estudio de los SIETE RAYOS que 
                  hoy hemos iniciado. Interesa fundamentalmente para que nuestro 
                  estudio sea genuinamente práctico, que hagamos de los Rayos 
                  cualidades psicológicas fácilmente adaptables a la particular 
                  condición de cada uno. Cuanto más concreto y positivo sea este 
                  examen de cualidades incorporables a nuestra conducta y cuanto 
                  más activa, dinámica y conscientemente podamos integrarnos en 
                  cierto tipo de Rayo, aquél al cual pertenecemos, mayor será el 
                  conocimiento que podremos tener de nosotros mismos. Todos 
                  podemos incluirnos en uno u otro de los Rayos expuestos con 
                  sólo observar atentamente nuestras reacciones psicológicas, 
                  mentales, emocionales o físicas a los impactos de los hechos 
                  que suceden dentro y fuera de nosotros en el devenir de 
                  nuestra existencia cotidiana. Hay que tener en cuenta que 
                  cuanto más perfecto sea esta observación más concreta y 
                  definida será nuestra orientación hacia la propia vida de Rayo 
                  y más profundamente clarificada nuestra línea de actividad 
                  psicológica y espiritual. De no ser así... ¿de qué nos 
                  serviría un estudio sobre los RAYOS?
 La comprobación científica de los mismos nos brindará una 
                  imagen de las grandes motivaciones que crearon las distintas 
                  civilizaciones del pasado y las que condicionan el presente, 
                  así como las incidencias raciales y kármicas que a través del 
                  tiempo configuraron el destino de la humanidad durante los 
                  períodos cíclicos de la evolución. Nada en verdad nos hará mas 
                  amorosamente comprensivos con respecto a los demás que el 
                  reconocimiento de las energías de los Rayos incidiendo sobre 
                  sus vidas y dotándoles de su peculiar singularidad y 
                  expresividad. Es con tal espíritu de recta intención que 
                  iniciaremos nuestro habitual coloquio el cual, como siempre, 
                  evocará de nuestras mentes y corazones la luz de los más 
                  elevados comentarios.
 
 Pregunta: 
            
Usted ha dicho que RAYO implica 
                  indistintamente energía y cualidad psicológica. ¿Podría 
                  aclarar más esta idea?
 
 Respuesta: 
            
Con mucho gusto. Un Rayo es una corriente de 
                  energía que proviene del Corazón de la Divinidad por medio de 
                  un planeta, sea éste sagrado o no. Podemos decir que cualidad 
                  es el matiz o colorido de este Rayo expresando en forma de 
                  energía un estado de conciencia de la Divinidad. Usted 
                  comprenderá pues que no podemos separar energía de cualidad, 
                  como no podemos separar la actividad del sistema nervioso de 
                  la del sistema sanguíneo dentro del organismo físico. 
                  Utilizando la analogía, base del conocimiento esotérico, y 
                  examinándonos desde el ángulo psicológico vemos que somos unas 
                  almas que utilizan un mecanismo físico, emocional o mental 
                  para manifestar diferentes cualidades, las cuales en forma de 
                  corrientes de energía son el distintivo de nuestro ser. La 
                  calidad o sutilidad de las energías dependerán de los niveles 
                  desde donde emanan; existen así energías mentales, emocionales 
                  y etérico-físicas que caracterizan al ser psicológico completo 
                  conocido técnicamente como Personalidad humana, pero existen 
                  también, aunque no sean tan corrientes y estén prácticamente 
                  fuera del alcance del ser humano corriente, las energías 
                  búdicas, átmicas y monádicas que caracterizan al “Hombre 
                  Espiritual”. Habida cuenta de que en cada nivel de la 
                  Naturaleza o Plano del Sistema Solar se expresa determinada 
                  cualidad o tipo de Rayo, sabremos determinar por el carácter 
                  de los hechos, de los acontecimientos o de los estados de 
                  conciencia que seamos capaces de exteriorizar, la 
                  característica peculiar de los Rayos que entran en juego o 
                  concurren en la expresión de los mismos. Energía y Cualidad y 
                  el estado psicológico que determinan en la expresión de 
                  cualquier hecho individual son un fenómeno conexo de Rayo, lo 
                  mismo que las cualidades y energías que concurren en la 
                  manifestación de cualquier proceso de vida en la Naturaleza 
                  matizándolo con un sello distintivo, singular y original. Es 
                  una forma de aplicar las conocidas palabras de Cristo: “Por 
                  sus frutos los conoceréis”. En este caso el Árbol es el 
                  símbolo perfecto de un Rayo, siendo las energías y las 
                  cualidades que del mismo emanan los frutos mediante los cuales 
                  el Árbol puede ser identificado y reconocido.
 
 Pregunta: 
            
Según usted el conocimiento de los Rayos 
                  puede constituir la ciencia de nuestra vida. ¿En qué forma 
                  podríamos entender concretamente esta idea?
 
 Respuesta: 
            
De acuerdo con lo dicho anteriormente, el 
                  Alma universal, el Rayo, las cualidades espirituales, las 
                  energías en actividad e incluso las apariencias fenoménicas u 
                  objetivas, proceden de la misma Fuente cósmica. La primera 
                  ciencia de nuestra vida consiste en reconocer este hecho 
                  indiscutible. Se trata, en principio, de un conocimiento 
                  concreto. Cuando tal conocimiento puede ser aplicado en la 
                  acción se convierte en ciencia de vida, teniendo en cuenta que 
                  todo el caudal de conocimientos mediante los cuales nuestra 
                  mente existe y tiene su razón de ser, es sólo un leve indicio 
                  del poder de los Rayos. La aplicación concreta de tales 
                  conocimientos permitirá convertir nuestra existencia 
                  psicológica en un canal libre y expedito para la expresión de 
                  los Rayos. Si sabemos que nuestro ser espiritual, o Alma 
                  solar, está conectado con determinado tipo de Rayo, el segundo 
                  por ejemplo, pero que nuestra mente es netamente investigadora 
                  o científica demostrando la cualidad del quinto Rayo, 
                  tendremos que esforzarnos por infundir mucho amor a nuestra 
                  mente para que ésta no devenga inerte, fría, excesivamente 
                  calculadora. Usted dirá seguramente que esto ya lo hacemos 
                  espontáneamente aun cuando no poseamos conocimiento alguno 
                  acerca de los Rayos que concurren en la expresión de nuestra 
                  vida psicológica. Yo insisto, sin embargo, en el hecho de que 
                  a menos que tengamos una cierta visión espiritual con respecto 
                  a los Rayos, nos será muy difícil introducir cambios 
                  fundamentales en nuestra mente y en nuestra conducta. Cuando 
                  éstos se producen siempre será un indicio de que 
                  “intuitivamente” hemos hallado el camino de alguno de nuestros 
                  Rayos condicionantes, utilizando el destello o rastro de luz 
                  que su proyección o su energía dejó en nuestros corazones en 
                  algún momento cumbre de la existencia. Al insistir en la 
                  utilización de las energías del proceso expansivo de un Rayo 
                  descubierto, sus cualidades penetran en nuestra existencia 
                  personal y su actividad puede ser convenientemente dirigida y 
                  controlada. Como usted verá, la Ciencia del Conocimiento 
                  intuitivo se traduce progresivamente en Ciencia de Impresión y 
                  de Contacto, cerrándose así un pequeño ciclo dentro del 
                  inmenso período cíclico cubierto por la fuerza expansiva de un 
                  Rayo.
 
 Pregunta: 
            
¿Cómo podríamos saber cual es el Rayo de la 
                  Mente o el Rayo del Alma?
 
 Respuesta: 
            
Yo diría que viviendo en una constante y 
                  serena observación de todos los hechos que ocurren a nuestro 
                  alrededor y nuestra reacción psicológica a los mismos. 
                  Habitualmente no observamos las cosas con la debida y 
                  necesaria atención; de ahí que nuestros juicios carecen de 
                  profundidad e integridad psicológica, cerrándosenos así el 
                  camino de los Rayos que condicionan nuestra vida personal y 
                  espiritual. Y si no sabemos de nuestros Rayos, que son 
                  esencialmente nuestra propia vida, ¿cómo podremos establecer 
                  dentro de nosotros los nobles Senderos de la alta 
                  espiritualidad, o expresar en forma racional y científica las 
                  energías que provienen de aquellas Fuentes? Hay que darse 
                  cuenta que los Rayos destilan energía y substancia psicológica 
                  que flotan - por así decirlo- por el ambiente psíquico en 
                  donde desarrollamos nuestras actividades cotidianas. Este 
                  conglomerado de energías mentales, emocionales y etéricas nos 
                  condicionan casi absolutamente y nos impiden “ser conscientes” 
                  de las propias y singulares energías que constituyen la 
                  expresión o cualidad característica de nuestro verdadero Yo 
                  espiritual. Así, para conocer exactamente la índole de los 
                  Rayos que no son propios, deberemos vivir muy profundamente 
                  atentos al devenir incesante de los hechos y de las 
                  situaciones ambientales y, singularmente, a nuestras 
                  reacciones psicológicas a las mismas. Esta atención, actuando 
                  a modo de un potente imán, nos hará progresivamente 
                  conscientes de los Rayos que condicionan nuestra vida.
 
 Pregunta: 
            
Encuentro plausible la idea que usted acaba 
                  de emitir y he de confesar que la misma amplia 
                  considerablemente el conocimiento que tenía acerca del término 
                  místico de Sendero. Ahora bien, mi pregunta es ésta: ¿Puede 
                  realmente el conocimiento de los Rayos depararme más amplias 
                  oportunidades en el devenir del propio Sendero?
 
 Respuesta: 
            
Naturalmente que sí, por cuanto el término 
                  Rayo significa indistintamente vida, cualidad y apariencia, 
                  así como la relación entre sí de estos tres aspectos 
                  constituyentes del ser humano por medio de una energía 
                  unificadora de Rayo, que podríamos denominar monádica o de 
                  síntesis. Quiero significar, volviendo a lo dicho 
                  anteriormente, que en una avanzada etapa de nuestra vida 
                  surgirá espontáneamente esta “energía sintetizadora”, es 
                  decir, que a través de nuestra dedicada atención y una larga 
                  serie de profundos análisis llegaremos a descubrir un día que 
                  nuestro Sendero espiritual corresponde a la línea de luz y 
                  energía de determinado tipo de Rayo. Esto llega a saberse con 
                  infalible seguridad y absoluta certeza en un definido estadio 
                  de nuestro proceso de evolución. Sabremos entonces en forma 
                  consciente y continuada y no en virtud de esporádicos 
                  destellos de intuición, cuál ha de ser nuestra actitud y 
                  nuestras actividades físicas, emocionales y mentales para que 
                  respondan limpia, activa y dinámicamente a las influencias del 
                  Rayo causal de nuestra vida, al de nuestra Alma superior, el 
                  cual constituye de hecho el verdadero SENDERO hacia el Corazón 
                  del Logos planetario a través del cual se manifiesta aquella 
                  energía característica o determinada de Rayo. ¿Comprende usted 
                  el proceso? Cuando esotéricamente hablamos del aspirante 
                  espiritual, de las diversas etapas del discipulado, del 
                  Iniciado o del Maestro, nos estamos refiriendo a que dentro de 
                  la línea expresiva de los Rayos se han evidenciado etapas y 
                  han ido desarrollándose actividades, cualidades y propósitos 
                  dentro del proceso liberador de la vida humana, que han 
                  culminado en la realización perfecta de un determinado 
                  Arquetipo de Rayo. Sabemos por ello que existen Maestros de 
                  Compasión y de Sabiduría en todos los Rayos y que en cada Rayo 
                  de manifestación cíclica podemos identificar a personas 
                  corrientes, a aspirantes espirituales, a discípulos y a 
                  Iniciados. Dentro de esta inmensa “Escalera de Jacob” de la 
                  evolución planetaria construida con la substancia creadora de 
                  los Rayos hallaremos a todo tipo de seres humanos, toda 
                  jerarquía de huestes angélicas y a todas las unidades de 
                  conciencia en evolución en todos los Reinos de la Naturaleza. 
                  El conocimiento de los Rayos, tal como dije al principio de 
                  esta conversación, es de naturaleza cósmica y fundamentalmente 
                  constituye un campo obligado de investigación no sólo para los 
                  esoteristas, para los místicos o para los filósofos, sino 
                  también y muy particularmente para los científicos de nuestro 
                  mundo que tantos y tan valiosas conquistas y descubrimientos 
                  han realizado en el orden técnico. En el transcurso de las 
                  próximas conversaciones continuaremos estudiando el tema de 
                  los Rayos, tratando de ampliar constantemente nuestras ideas a 
                  fin de tener una imagen de los mismos lo más clara, concreta y 
                  positiva que nos sea posible...
 
 
            
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